lunes, 27 de octubre de 2008

El cliente siempre tenía la razón

Lo de mi padre es curioso, pero cada día lo entiendo más. Siempre ha optado por la opción de hacer él con sus propias manos casi todo. De esta manera no puede echar la culpa a nadie si algo le sale mal, se siente realizado, y lo que es mejor, habitualmente ha terminado todo lo que se proponía con una excelente nota. Por otro lado, se ha ahorrado grandes cantidades de dinero, y ha evitado facturas abusivas por trabajos que, sin duda, no merecen tanto desembolso. Pero evidentemente no llega a todo, y a pesar de no ser una persona consumista, como todos los padres del mundo, siente de vez en cuando el impulso de darse un capricho. Darse un capricho en forma de coche nuevo, tele de plasma nueva, ordenador nuevo, o móvil nuevo... typical caprichos de padre. Pero siempre que ha decidido dar ese paso, lo ha hecho de la misma manera: se ha gastado el dinero después de valorar el trato recibido. Ha comprado, incluso haciendo un mayor desembolso, a aquellos dependientes o establecimientos que mejor trato le han proporcionado. Y ahora me doy cuenta de la importancia de sus actos. La importancia de gratificar a quien te trata bien, algo que supongo que viene de lejos. Los negocios familiares, o las empresas de hace unos años tenían una máxima: el cliente siempre tiene razón, y si no la tiene, el trato ha de ser ejemplar con quien se rasca el bolsillo.
Eso apenas se da ya, y mi padre lo valora mucho. Lo valora él, y ya lo valoro yo. Multinacionales, grandes marcas que operan a nivel mundial, etc... han conseguido llegar a mucha más gente y ampliar su abanico de posibilidades económicas, pero han perdido algo que nunca debieran haber perdido, el trato humano, el buen trato al cliente.
Mi sorpresa llegó la pasada semana al echar un ojo, o un reojo resignado a mi cuenta bancaria, o más bien a mi 'cuenta bancarrotaria'. Sabía de sobra que apenas me quedaban cien euros para acabar el mes (sin contar el uso que he dado a la tarjeta, lo que me deja en una situación muy muy roja, pero bueno, eso es otra historia), cuando descubrí un redundante descubierto de unos cincuenta euros. ¿Cuando me he gastado yo esos ciento setenta euros (aproximadamente) que me faltan? A mi mente llegó rápidamente mis salidas de fin de semana aderezadas con mis ataques de efusividad al invitar a copas, o mis paseos periódicos al cajero. Es triste, pero es así. Pero no, en el desglose no detallaba seis copas de un bar, y otras seis de otro, no, era mi última factura de Ya.com, con quien tengo contratado internet y las llamadas en mi casa. ¿Cómo? ¡¡ciento setenta y pico euros por un mes!!. No daba crédito teniendo en cuenta que había hecho sólo cuatro llamadas a móviles en todo ese periodo de tiempo. Pues bien, gracias a mi pobreza me había dado cuenta del error, sabía que no podía ser, que tenía que protestar. Si hubiera tenido trescientos euros en la cuenta, seguramente no hubiera caído, soy así de desastre, mientras tenga, no me fijo en nada.
Me dispuse a llamar al servicio de atención al cliente para que me solucionaran el problema, y una operadora me atendió. Me alegré, he de decirlo, al oír una voz humanoide, por lo menos no era un 'contestador inteligente'. Efectivamente la chica me comentó que se trataba de un error, que no deberían haberme quitado unos ciento cincuenta euros, que sólo deberían haberme cobrado alrededor de treinta, como cada mes. Pero, ¿cómo es posible ese error tan desproporcionado?. En fin, aún así me quedé más tranquilo sabiendo que asumen su error.
-Páseme por favor con facturación para solucionarlo.
-No caballero, no estoy autorizada para pasarle con facturación.
-¿Ein?
-No, no le pueden atender, yo dejo apuntada su queja, y ya se pondrán en contacto con usted en unas 24 horas.
-¿Cómo dice?
-Lo que oye caballero, que en unas 24h. se pondrán en contacto con usted.
-O sea, que ustedes me quitan un dinero que no es suyo, que es mío vamos, que en otro ámbito podría ser considerado como un robo, y tengo que esperar a que ustedes tengan un ratillo libre para atenderme?
-Así es caballero, yo dejo apuntada la queja.
-No, no, señorita, sé que usted no tiene culpa, pero por favor, solucione el problema o páseme con alguien que pueda hacerlo...
-Creo que le he atendido correctamente, me dijo enfadada, así que si no tiene otra consulta, le dejo ya.
Y va la muy puta, y me cuelga... ¡¡Me roban y me cuelgan!!.
Volví a llamar rebosante de rabia, y por segunda vez, otra señorita me comentó más o menos lo mismo, que tendría que esperar vaya.
Resignado, decidí esperar ese plazo de tiempo... y cinco días más tarde, no quiero hacer la cuenta en horas... aún no se habían puesto en contacto conmigo. Alucinante.
Esta mañana me he levantado de muy buen humor. No sé exactamente porqué, pero así ha sido. He llamado a mis 'amigos' de Ya.com con un talante muy conciliador, y me ha atendido una operadora ciertamente agradable, que no ha parado de reírse con mis gracias sobre el asunto. Pero no me ha solucionado el problema. Lo único que me ha confesado es que seguramente no me devuelvan el dinero de manera rápida, ni siquiera medio rápido. Me lo irán descontando en las sucesivas facturas... Me quitan mi dinero y ellos ponen las condiciones de devolución... y todo basado en suposiciones de una señorita que tampoco puede hablar con facturación ni saber de sus intenciones. Y no sólo eso, sino que cuelgo dándole las gracias por ser tan maja. Es lo único que se puede hacer, es así de triste. Tomarse los atracos con filosofía.
No hay nada que tenga más claro ahora como es el hecho de que tendré que llamar mes a mes para decir que no me han devuelto lo que me deben. Es así. Con este tipo de empresas siempre es así. Y a todo esto... nadie me ha sabido decir cuál era el error por el que me han sacado tanto dinero a final de mes de mi mermada cuenta corriente. ¿Por qué? porque lo sacan por si acaso, de eso se valen, de gente que se harta de reclamar, o de gente que no se entera de que le roban de vez en cuando. Eso sí, ojo con no pagar un mes, que te cortan el servicio al minuto dos. Y para pagar sí te dan acceso a hablar con la misteriosa sección de facturación...

Debería tomar nota de mi padre...

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