Gonzalo Higuaín recibe un balón en profundidad. El portero del Olympique de Lyon sale tarde. El argentino lo regatea, lo deja tumbado esperando el gol, mira una décima de segundo a una enorme portería vacía, dispara... y es ahí cuando me viene a la cabeza esa escena de Match Point de Woody Allen.
El balón se dirige hacia la portería y toca el palo. Mi mundo se congela un instante, hace una pausa y vuelve con la suerte ya decidida...
Perdimos.
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